LA CARA OCULTA DE LA BOLCHE ANA

CUANDO ME CRUCÉ CON ANA OLIVERA

Era a principios de la década del 90 del siglo pasado. Como eran mis primeros años como profesor en secundaria, debía combinar grupos en los diversos turnos para poder completar un sueldo más o menos digno.

Es así que tenían grupos en todos los turnos. Comenzaba temprano en el matutino y finalizaba a medianoche en el nocturno.

En este último turno tenía clases en un liceo en el centro de Montevideo. Si perdíamos el ómnibus que pasaba pocos minutos después de terminado el turno, debíamos estar un par de horas en la parada hasta que pasara el siguiente.

Ahí fue que me crucé con la actual intendenta comunista Ana Olivera.

Era docente de Francés, idioma que aún convivía con el inglés en secundaria y que todavía no había sido desplazado totalmente. Seguramente idioma que aprendió o cultivó cuando estando vinculada al MLN –Tupamaros primero se exilió en Francia( y luego en la Cuba de la dinastía Castro).

Ya en ese entonces Olivera tenía cargos en la Intendencia de Montevideo representando al partido comunista, y yo ya estaba denunciando cuáles son las verdaderas intenciones totalitarias de ese partido en todo medio que me abriera sus puertas.

Varias veces me crucé con ella en los corredores del liceo, y siempre miraba a la pared opuesta a mí, por lo que nunca tuve oportunidad de saludarla, como hacía, fuera cual fuera su pensamiento, con los demás integrantes de la comunidad educativa.

¿Sería casualidad?. La cena de fin de año, en el propio liceo se encargó de confirmarme que no era así.

La casualidad, el destino, o un designio superior hizo que en la larga mesa instalada en la sala de profesores me tocara estar justo enfrente de Olivera.

Fue asombroso cómo pudo durante varias horas dialogar con quien estaba al lado suyo o los que estaban a mi lado sin mirarme ni una sola vez.

Ahí me convencí : NI SIQUIERA ME MIRABA PORQUE SABÍA QUE YO DISCREPABA CON “EL PARTIDO”.

Más adelante, cuando yo era edil local en la Junta número 5 (2000 al 2005) la volví a ver cuando falleció una edila frenteamplista. Olivera fue la encargada de hablar en el homenaje a la extinta. Yo estaba en primera fila y una vez más miró a todo el mundo menos a mí.

¿La muerte civil porque no es posible la real?

A mi juicio demuestra la mentalidad comunista. El que diga algo contra el partido no existe, y hay que enseñárselo.

En ese mismo liceo que menciono estuvo extrañamente la suegra de mi agresor en Suecia, la que en “La República” esbozó una “explicación” favorable a “el partido” que ya no integra y que cuando le contesté, “guardó violín en bolsa”.

¿ Por qué extrañamente? Porque había sobrepasado el límite de edad para ingresar al Instituto de Profesores Artigas.

¿Será que todos entran porque el Frente y “el partido” necesitan tener a toda su gente en la enseñanza, como estudiantes, docentes o funcionarios?

POR UN FRENTE DEMOCRÁTICO DE BLANCOS,COLORADOS E INDEPENDIENTES NO-FRENTEAMPLISTAS