OPINA GRAZIANO PASCALE SOBRE LA UNIÓN

GRAZIANO PASCALE

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28 - 12 - 2010


PARTIDO ROSADO O COALICIÓN PARA EL CAMBIO


Desafiando la frialdad, y a veces la hostilidad, de los dirigentes de los partidos opositores, cientos de activistas blancos, colorados e independientes han hecho oír su voz a lo largo del año que termina en favor de la conformación de un frente político alternativo, capaz de disputarle al Frente Amplio el gobierno del país en las elecciones del año 2014. El escenario elegido para dar a conocer ese objetivo ha sido el espacio virtual de las redes sociales, una suerte de moderna ágora ateniense o plaza pública romana en la que se encuentran espontáneamente cada día cientos de miles de personas para informarse, dar a conocer sus puntos de vista, reflexionar y formarse su propia opinión sobre los hechos que importan.

Estamos en presencia, entonces, de la primera expresión política de vasto alcance que emana de este nuevo medio de expresión, el primero que permite al mismo tiempo conocer y expresarse, las dos tendencias innatas más poderosas del espíritu humano. La democracia uruguaya no podrá prescindir, en el futuro, de esta herramienta, llamada a modificar drásticamente –en una medida que todavía muchos no pueden siquiera imaginar- los hábitos y las costumbres políticas más arraigadas en el país.

Sin necesidad de costosos e incómodos desplazamientos, prescindiendo de la intermediación de los medios masivos tradicionales de comunicación, miles de uruguayos, enviando mensajes a la red en un alto de sus tareas rurales, en la pausa del almuerzo del mediodía, desde la soledad de la biblioteca o desde el fresco del parrillero veraniego, han reclamado con insistencia a lo largo del año 2010 la formación de un frente opositor unido, que otorgue vacaciones temporales a las rencillas históricas entre blancos y colorados, para restaurar en el país la vigencia plena de las libertades públicas, el estado de derecho, la separación de poderes y las autonomías departamentales.

Las reacciones no se han hecho esperar. Desde el oficialismo, por ejemplo, se ha esbozado una crítica burlona a la idea, a la que rápidamente se motejó con la despectiva expresión de “partido rosado”. Al hacerlo, estos críticos han olvidado que dicho “partido rosado” (resultado de la unión de blancos y colorados) ya existe en el país desde el año 1971, y responde por el nombre artístico de Frente Amplio. Tan exitoso ha sido el emprendimiento, que en el curso de 40 años se ha convertido en la maquinaria electoral más poderosa de la historia uruguaya, a la que han adherido jubilosamente empresarios de dudosa reputación, alegres organismos financieros internacionales, dueños de medios de comunicación que ven engordar sus cuentas bancarias con la generosa publicidad oficial, deudores contumaces del sistema financiero público, y una extensa nómina de beneficiarios de subsidios, contratos, becas, pasantías, subvenciones, canonjías y “ayudas sociales”, financiadas con un aumento drástico de la presión impositiva.

La reacción también ha sido adversa en los actuales liderazgos partidarios. La propuesta que emana de ellos es la de redoblar la lucha intestina, con miras a doblegar a todos los adversarios que se presenten en su camino, para después pedir su apoyo en procura de una victoria electoral. Tan absurda resulta la estrategia, y tan previsible el resultado, que sus defensores se cuentan apenas entre las elites dirigentes, con escaso eco extramuros.


Los promotores de la coalición para el cambio actúan en forma inorgánica y a veces caótica, siguiendo el modelo que impone la propia red social. Hay quienes ya tienen su propio sitio web (www.concertacionciudadana.org ), otros recorren el país como Movimiento Orientales de a pie, otros, finalmente, se entusiasman con la idea desde sus blogs personales o sus sitios en facebook. A todos parece unirlos el común propósito de dar vida a una expresión política capaz de enfrentar en condiciones más parejas que las anteriores, al oficialismo gobernante.

La tarea no luce sencilla. La arquitectura electoral, defendida a capa y espada por los liderazgos políticos, no permite presagiar una vida exitosa a la formación de un lema o partido nuevo que compita en el mercado electoral del año 2014. El peso de las actuales estructuras terminaría por ahogar cualquier intento en esa dirección, lo cual no tendría otro resultado más que el de aumentar el ambiente de fracaso y hastío que se ha instalado en algunos sectores de la sociedad.

El único camino que queda abierto es el de conformar en cada uno de los partidos opositores corrientes internas que se propongan el objetivo, en forma clara y explícita, de acordar con otros partidos políticos una propuesta común de cara a las elecciones de 2014. Si en cada lema triunfan esas corrientes, la posibilidad de un cambio político en el país podría surgir en el horizonte. El desafío lo deben asumir quienes hoy están defendiendo la idea, y esa renovación del liderazgo será el primer efecto visible de las redes sociales en la democracia uruguaya.´

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Hasta aquí lo que opina Pascale. La pregunta es ¿Cuál sería en este planteo el espacio de actuación para los independientes, los que no somos frenteamplistas pero tampoco blancos ni colorados, aunque si partidarios de la unión? Sólo nos quedaría esperar a que se pusieran de acuerdo para incorporarnos. Para eso debería ser creado un espacio para nosotros.

POR UN FRENTE DEMOCRÁTICO DE BLANCOS,COLORADOS E INDEPENDIENTES NO-FRENTEAMPLISTAS