MIREMOS HACIA CHILE

EL EJEMPLO CHILENO Y LA OPOSICIÓN URUGUAYA


SE DICE ( El Pais, 20/1/10)
“QUE hubo reproches, protestas y golpes de puño entre militantes descontentos por la derrota de la Concertación gobernante en Chile.”


El ejemplo chileno


Gustavo Toledo | Maldonado
@| "Después del trágico gobierno de Salvador Allende (1970-1973) y de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), Chile se volcó hacia la centro-izquierda. Una centro-izquierda moderna, inteligente, que al contrario de sus pares del resto del continente, se liberó de prejuicios atávicos y mantuvo los lineamientos macroeconómicos iniciados en el período anterior. Cuatro excelentes presidentes se sucedieron desde entonces: Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Dos democristianos y dos socialistas. Todos ellos contribuyeron a consolidar la democracia chilena, recuperar su prestigio internacional y abrir su economía al mundo a través de acuerdos de libre comercio con casi 50 países (EE.UU., la Unión Europea, China y Japón, entre muchos otros). Hoy, Chile es la economía más pujante de la región y un exitoso modelo de desarrollo hacia afuera. ¿Por qué? Porque se convirtió en un país confiable para propios y extraños. Sobre esa base se cimenta la prosperidad de esa pequeña-gran nación.
Este domingo 17, sin embargo, después de 20 años de gobiernos de la Concertación, el pueblo chileno decidió darle una oportunidad a la centro-derecha (Coalición por el Cambio) y a su candidato, Sebastián Piñera. No a una `banda de fascistas` sino a una centro-derecha moderada, sin nostalgias autoritarias y liberada completamente del pasado pinochetista de algunos de sus antiguos representantes.
Según dijo un analista político por estas horas, `el pueblo chileno eligió mantener el rumbo, pero cambiar de piloto`. Para otro, `se optó por el cambio, pero dentro de un contexto de continuidad`. Ambos tienen razón. Así piensan los pueblos sensatos, atados al mundo real y no al realismo mágico pregonado en otras partes. Primero eligen el rumbo que quieren seguir como sociedad y después eligen el candidato que mejor lo representa. Votan con la cabeza, no con los pies.
Para el Uruguay, concretamente, este resultado es importantísimo.
Primero, porque muestra a la centro-derecha uruguaya cuál es el camino que debe seguir para recuperar el gobierno y ofrecer un modelo alternativo al imperante: la unidad en la diversidad. Sin fusiones ni experimentos, primero acordaron programa y candidatos comunes, priorizando los grandes intereses nacionales a los de cada uno de ellos. Después de votar separados durante mucho tiempo, descubrieron que las elecciones se ganan sumando votos, no restando; y ahí están, ahora, festejando el triunfo de la sensatez.
Segundo, con el giro de Chile a la centro-derecha, y, eventualmente, el triunfo de José Serra en Brasil y el de algún candidato `potable` en Argentina el escenario regional se equilibrará, conformándose un bloque `moderado` que servirá de dique de contención al eje de Chávez, Morales y Correa.
En fin, como siempre, Chile no sólo nos da un excelente ejemplo sino que además nos alumbra el camino. Dios quiera que Chile sea el Uruguay del futuro. Si nos esperan, allá vamos".
(“Ecos” de “El País”, 20/1/10)


Oposición en la encrucijada

El triunfo de Sebastián Piñera en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas fue el de una coalición contra otra, y puede dar ánimo, dentro de los partidos Nacional y Colorado, a quienes siguen concibiendo la política uruguaya como un largo duelo que enfrenta a esas fuerzas políticas con el Frente Amplio. Y en especial a los que postulan, hasta ahora sin éxito, la necesidad de que ambos lemas tradicionales se unan para tener más chance de alcanzar el gobierno nacional.
Esa propuesta de alianza tiene un antecedente más lejano pero uruguayo: la creación en 1971 del propio FA. La semejanza está en la idea de que sectores minoritarios forjen una herramienta para superar, juntos, a un adversario que los supera ampliamente por separado, y desde el punto de vista formal aquella experiencia muestra un camino viable.
Los partidos que decidieron participar juntos en las elecciones del 71 no dejaron de identificarse como tales ni renunciaron a su simbología o a sus formas tradicionales de organizarse y elegir autoridades propias (como lo hacen hasta hoy, por ejemplo, el Socialista, el Comunista o el Demócrata Cristiano); “simplemente” establecieron una nueva estructura de la que pasaron a formar parte, y la abrieron a la participación de quienes, sin identificarse con los fundadores, desearan sumarse a ellos. Un “antifrente” podría hacer lo mismo, siempre y cuando fueran las elecciones internas de ese conglomerado las que se realizaran cuatro meses antes de las nacionales -en el marco del artículo 77 de la Constitución, numeral 12- y cada uno de sus componentes organizara las suyas de modo independiente en otros momentos (como lo hacen los partidos del FA, y éste como tal para designar representantes de los comités de base en las coordinadoras y plenarios).

(Editorial de “ La Diaria”, 20/1/10)




POR UN FRENTE DEMOCRÁTICO DE BLANCOS,COLORADOS E INDEPENDIENTES NO-FRENTEAMPLISTAS

PUBLICADO TAMBIÉN EN "OPINA UN OREJANO" http://blogs.montevideo.com.uy/oriental
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